
No es novedad que si uno no es agraciado dentro de los cánones de belleza vigentes tiene que tomar un par de remos y darle pelea a la situación...
En esta poco selecta casta (ya que se considera atractivos al 20% de la población y el resto bueno, acá estamos no?) surgen ideas, imaginarios o directamente mitos que a veces dan alguna herramienta para lograr lo que no se puede con genes.
En otros casos simplemente son fuente de esperanza para almas en pena, como esta que les traigo y que consideraría un viejo mito dentro de los mas aguerridos y feos soldados del romance (y si yo se la cuento es por que pertenezco a esa clase de gente fea no se gaste pensando)
En dicho "mito" se sostiene un valor superlativo de la palabra independientemente de quien la sostenga, se trata de que Ud. o él o aquél o yo... si decimos la secuencia específica de palabras, abrimos un corazón. Y que nuestro propio corazón guarda una suerte de clave (acústica?) que de ser escuchada se abre sin más.
Esa sentencia desconocida que con talante científico diría que se refugia en el inconsciente.
Imagino susurrar al oido de cualquier dama y que sus piernas se abran como si fueran accionadas por resortes, parece una exageración...
Pero recuerdo alguna minita fulera que quise volver a escuchar y uno duda...
Existirá tal código?